Antecedentes Religiosos
Personales.
Comenzaré hablando como todo mundo, cuando comienza a hablar
de antecedentes personales en un libro. Cuando era niño, recuerdo muy bien la
sensación que tenía cuando mi mamá me hablaba acerca de un ángel guardián que
siempre me acompañaba para protegerme, esta sensación era agradable ya que en
mi cabeza se procesaba como un sentimiento de seguridad y de acogimiento, un
sentimiento completamente diferente del que tenía cuando mi mamá (casi en el
mismo enunciado) me decía que no me portara mal, ya que aunque ella no podría
verme, con seguridad ‘Dios’ me estaría vigilando, y sin duda de ‘Él’ no me
escaparía. Después de saber esto, mi sentimiento que, aunque como ya comenté no
era el mismo, requería del mismo tipo de razonamiento de mi parte, en el sentido
de creer en una persona invisible consciente de mi todo el tiempo. Aquél
guardián no era alguien al que yo le pudiera preguntar el camino de regreso a
casa, yo me encargaba de eso, ni tampoco me podría avisar si corro algún
peligro al caminar por algún callejón donde se encontraran niños malos, el se
encargaría de guiar delicadamente mi mano
por el camino seguro y yo solo tendría que actuar normalmente, siempre
agradecido de ‘Él’. La tarea de dios como un ‘policía invisible’ era un poco
más intimidante para mí, por razones obvias. Significaba que, aunque tuviera
todo a mi favor para robarme un pastelito de la cooperativa, o quitarle el
lonche a mi amiguito, a pesar de que yo tuviera más hambre que él, o teniendo
la posibilidad de saltarme una clase, o decir una grosería, existía una persona invisible que me miraba,
y en el instante de que yo me atreviera a hacer algo que él determinara que
está mal, yo estaría seguro que iría con
el chisme a algún lugar, en el peor de los casos al lugar donde se encontrara
mi mamá, y ella ya se encargaría de propinarme mi merecido, o bien en el mejor
de los casos para mi, que decidiera anotar en una lista todas las maldades que
hice y después de compararlo con la lista de cosas buenas, asegurarse de que
recibiera mi merecido al final de mis días en esta vida. Lo único que yo tenía
en la cabeza para dormir tranquilo era esperar que la balanza siempre estuviera
del lado de lo bueno. Día tras día yo demostraba mi característica adquirida de
obediencia a mis autoridades y acataba lo que mi mamá me recomendaba, que englobado
en una oración decía: “No hagas cosas que a Dios le puedan hacer enojar y ve
con cuidado que un angelito te protege”.
La consistencia entre las versiones que me daba mi mamá
acerca de la persona que me protegía y la que me vigilaba, presentaban diversas
variaciones, en ocasiones Dios tenia ambos papeles de protector y vigilante, en
ocasiones era Dios el vigilante y la Virgen de Guadalupe la protectora, en
algunas otras el Diablo era el vigilante y el ejecutor del castigo. Diferentes
personajes que en mi cabeza se interpretaban de formas muy diversas, (casi como
película de dibujos animados) encajaban en la idea de mantenerme en línea. Y
simplemente así, con todas las bendiciones que permite un minuto de oración en
casa me dirigía diariamente a la escuela.
En honor a la verdad no recuerdo la ocasión que mi mamá me
haya recomendado hacer el bien por el bien mismo o cuidarme por mi propio bienestar. O bien, se haya
propuesto la idea de que, dado el hecho de que yo de antemano creía en lo que
ella me decía y recomendaba para hacer el bien y andar con cuidado cuando nadie
se encuentre alrededor, De todos modos yo me portaría bien y andaría con
precaución. Ella necesitaba estar segura de que yo tendría que acatar dichas
recomendaciones, a pesar de que no la tuviera a ella a mi lado como siempre
había sido cuando yo era aún más pequeño. Ahora que necesitaba empezar a
valerme por mi mismo, al menos para asistir a un día de clase ¿Realmente fue la
mejor idea de ella presentarme ante personas invisibles y desconocidas para yo
aplicar mis valores de responsabilidad y amor propio? Claro que es una pregunta
que no sé la respuesta. Tal vez ni mi querida madre conozca esa respuesta, pero
yo apostaría a que mi figura de autoridad total, mi madre, tendría que haberme
dado instrucciones y yo las acataría de cualquier modo, dado que es mi mamá. Y
ella es la última persona que me ve salir de la casa con bien.
Aunque apuesto
también por el razonamiento científico natural de descubrir por uno mismo lo
que resulta y no resulta perjudicial, es probable que a esa edad nos gane el
instinto de obedecer a la figura de autoridad, por ejemplo, ¿imagina usted,
amable lector, a un niño primitivo viviendo en las cavernas, desobedeciendo a
sus padres y dirigiéndose a experimentar ‘que se siente’ ir a jugar con el
cocodrilo? O ¿‘que se siente’ ir a jalarle la cola al tigre? Cualquier
experimento a esa temprana edad que requiera un razonamiento científico resultaría
en un niño muerto, y obviamente un niño que no tuvo hijos para pasar sus conocimientos
y experiencias de la vida.
Volviendo al tema del bien por el bien mismo. ¿Por qué no
supuso que yo iba a obedecer de cualquier manera? Guardián invisible o no, si
la simple explicación de mi propio bienestar bastaba para que yo no intentara
algo de lo que me pudiera arrepentir o que no me gustaría que me sucediera
estando solo en la calle. Policía Invisible o no, debido a que yo podría encontrarme
en la misma situación que uno de mis compañeritos al ser víctima de robo o
abuso (verbal o fisico).
Para mi madre se trataba de una niñera invisible (para
ahorrar términos) que probablemente ella tuvo cuando niña y a su vez mi abuela
le presentó, ella simplemente aplicó las palabras que se pronunciaron muchos
años detrás de ella, por lo menos desde el tiempo de las escuelas públicas.
Niñera invisible que vive y tiene toda la experiencia del mundo y de la
historia en cuidar muchos niños y en anotar maldades para posteriores
ocasiones. Y lo mejor de todo: Niñera Gratis.
Lo siguiente es un sentido imaginativo: Yo conozco la
respuesta a mi anterior pregunta, que a continuación repetiré: ¿Realmente fue
la mejor idea de mi madre, el presentarme ante personas invisibles y
desconocidas para yo aplicar mis valores de responsabilidad y amor propio? La
respuesta es: Si. Efectivamente, Los seres humanos a temprana edad
irremediablemente necesitamos esas figuras invisibles e inalcanzables para
portarnos y hacer el bien, y sentirnos protegidos. (Aquí termina el sentido
imaginativo) Realmente suena ridículo estar escribiendo esa respuesta pero la
necesito para proponer lo siguiente, espero no estar cayendo en una falacia de
hombre de paja.
Cada año a los niños, de alrededor de 3 y 13 años de edad se
les fomenta una tradición anual, la cual esperan durante todo el año. En sí
misma tiene diferentes presentaciones y envases, pero como no es motivo de
discusión en estos momentos, para agrupar todas esas variaciones del mismo
concepto voy a usar la figura de Santa Claus. Cada 25 de Diciembre se celebra
en casi todo el mundo las fiestas de navidad. Los padres acercan regalos a sus
respectivas familias en la tradición que cada cultura lo dicte y llevan a cabo
la entrega de regalos, dando el merito de dicho regalo a la figura comercial de
Santa Claus. Cuando los niños tienen la suficiente edad para preguntarse a sí
mismos, ¿cómo es posible que en lo corto que dura la noche, Santa Claus tenga
tiempo para entregar tantos regalos a tantos niños? ¿Cómo es posible que Santa
Claus entregue los mejores regalos a los niños que ya tienen juguetes bonitos?
¿Por qué si el regalo que recibo es el premio por haberme portado bien todo el
año, los niños que se portaron mal tienen un regalo (posiblemente mejor que el
mío) también? ¿Es Santa Claus la misma persona que me vigila cuando voy a la
escuela ya que también sabe si me porto bien o mal? ¿Porqué si sabe todo acerca
de mi le tengo qué escribir una carta con todo lo que quiero? En el área de sistemas computacionales se
utiliza como buena práctica el no hacer información redundante. ¿Cómo es
posible que la niñera invisible universal gratuita no se haya puesto de acuerdo
con Santa Claus el tener una sola lista
la cual pudieran compartir?, si comparáramos ambas listas, ¿habría una relación
perfecta?
Tal vez me arriesgue en este punto a sonar algo amargado o
rencoroso por el hecho que de niño Santa Claus nunca me trajo los regalos que
yo le pedía, pero ya que las personas que están en desacuerdo con mis puntos de
vista tratan de hacer hipótesis todo el tiempo de las causas por las cuales
tengo opiniones como ésta, no me voy a evitar de proponerlo. El caso es que,
cuando de niños llegamos a aplicar la lógica a la que todos llegamos, es casi seguro
que los padres optan por sincerarse son sus hijos y deciden aceptar que todo
éste tiempo han sido ellos los encargados de cada regalo, en cada ocasión, y
tal vez por el hecho de que han sido ellos los que han entregado los regalos todo
este tiempo, les perdonaremos el ‘ligero’ detalle de habernos mentido durante
la mayoría de nuestra infancia. Es difícil que un niño tome rencores a esa
edad, pero ¿qué tan perjudicial puede ser para un niño, por un lado enseñarle a
no decir mentiras y por el otro estarle diciendo una del tamaño de todo el año?
¿Qué tan arriesgado será mandar el mensaje de que mientras no te des cuenta, no
es una mentira? ¿Qué tan arriesgado es ese doble mensaje?
Mi escenario imaginativo dice que los niños necesitan la
figura de niñera invisible para ser protegidos y portarse bien. ¿Qué no
deberíamos hacer lo mismo con esa niñera invisible que con Santa Claus? Y me
refiero a respetar la tradición, pero no darle más ni menos validez que un
cuento que se les dice a los niños para conservar su inocencia. Pero mi
propuesta tiene validez en mi mundo imaginativo. Sucede que cuando traslado mi
ejemplo de la imaginación a la vida real, afortunadamente no tiene la misma
validez que en su contraparte. En un ejemplo real, los niños son lo suficientemente
inteligentes para reconocer lo bueno de lo malo, y conscientes de que hay
peligros a los que están sujetos estando solos en la calle. La prueba de esto
está en los padres ateos, que jamás durante la infancia del niño lo hacen creer
en personas imaginarias que lo vigilan y protegen, y a pesar de eso tienen
hijos prósperos y ciudadanos responsables, aun cuando no tienen ningún valor
religioso de respaldo. Un niño pregunta todo el tiempo y si se le responde con
respuestas directas y argumentos razonables, en lugar de con cuentos de
fantasía e historias tradicionales, es posible que entienda con mejor claridad
los daños reales y las situaciones en las cuales puede correr peligro, o hacer
algo que resulte en un daño para un niño como él. ¿Es en realidad un problema
natural del niño que se le tenga que explicar con fantasías e historias? O más
bien se trata de deslindar de responsabilidades exclusivas de los padres y
delegar a entidades invisibles o tradiciones el desarrollo integral que se da a
la temprana edad de un ser humano.
No soy físico, pero esto a continuación transcribiré el
posible razonamiento de un físico para ayudar a los papas a mantener vivo la
ilusión de Santa Claus a sus hijos.
Santa Claus es REAL
Ignora lo que todos los niños malos más grandes te intentan decir,
Claro que existe. De hecho incluso no es tan difícil de comprobar. Lo primero
que debes hacer es entender que hay un número infinito de universos. De hecho,
hay tantos, que no solo somos incapaces de contar cuantos universos existen en
los que recordaste ponerte desodorante el día de hoy, Tampoco podemos contar en
los que no lo hiciste, NI en cuántos de esos universos ni siquiera naciste con
axilas.
Así que esto significa no solo que Santa Claus existe, el podría
existir por lo menos la mitad de todo el infinito numero de universos. “¡pero
claro!” los niños malos aún podrían decir “Incluso si santa es real en la mitad
de los universos posibles, nuestro universo puede ser uno de aquellos en los
que no existe”
Bueno, también eso podría ser verdad, Pero con un número infinito de
universos eso significa que no solo existe al menos un Santa Claus que puede
viajar entre universos, sino que al menos hay UN Santa Claus que puede viajar a
Nuestro universo.
Así que aférrate a tu esperanza infantil y sigue esperando felizmente
por Santa. Y si los niños malos más grandes todavía siguen diciendo “na-ah” puedes
ignorarlos. No entienden de Física.
Felices Fiestas, Niños, De Todas las edades.
Da a pensar que es una nobleza de parte de la física tomarse
un tiempo de las preguntas reales que debemos atender como el origen del
universo y las posibilidades de otros universos, para atender asuntos que
deberían estar solo en nuestra cultura como algo que alguna vez existió y ya debimos
superar. Pero de alguna manera hay todavía que satisfacer esa necesidad
primitiva.
Yo estoy seguro que la mayoría de los padres que aplican los
conceptos que he mencionado están en igualdad de circunstancias que los padres
que hablan a sus hijos de manera directa, con la gran diferencia de que no se
pedirá al niño que crea en cosas que jamás podrá comprobar y tampoco se le
envía el mensaje de que, en ciertas ocasiones, está permitido mentir, lo cual
ya representa una ventaja en términos de valores que se desean ser conservados
y transmitidos.
En mi experiencia personal, mi dilema con la creencia en los
ángeles y dioses creció en el momento que me enteré que existían religiones
distintas a la que mis papás me habían enseñado. En este punto inevitable de la
vida, fue fundamental para mí la información que me entregaron mis padres en
ese momento. Es ciertamente un punto de inflexión, tan importante que a la
fecha recuerdo el momento exacto y la persona por la cual me enteré de otras
religiones, y para mí se traduciría como una diferente posición en la vida. Mi
buen amigo Isaac. Siendo un compañerito de mi escuela, me preguntaba cómo era
posible que, viviendo en la misma zona, colonia, y asistiendo a las mismas
clases, sus creencias fueran distintas. Las respuestas de las figuras paternas
en el momento que los niños llegan a ellos a preguntarle acerca de la religión
de sus amiguitos pueden variar bastante. Están los padres que le explican al
niño (como fue mi situación) que simplemente es cuestión de cómo se le nombra
al mismo dios, y las tradiciones varían, como varía por ejemplo el lenguaje y
la indumentaria. Es decir, están aceptando como padres que las creencias y las
costumbres son solamente tradiciones que varían de un lugar a otro, pero sin
embargo la figura principal de autoridad invisible y consciente de todo
prevalece, y de esa no nos escapamos.
La lección de esta sección deseo terminarla con un trozo de
sabiduría que pudo haber servido al primero de los padres que inventó tal cosa
como “el dios que todo lo vigila para enviar a su niño a la escuela”
El profesor de filosofía les preguntó a sus alumnos solo una pregunta
para su examen final, la pregunta fue:
“¿Como me convencerán de que la silla frente a ustedes es invisible?”
Tomó a todos los estudiantes 1 hora para finalizar la escritura de su
respuesta, excepto por el mas holgazán de los alumnos que tardó solo 5
segundos. Después de ese día, los resultados fueron dados. El estudiante flojo
fue el de la mayor puntuación, ¿Sabes cuál fue su respuesta?
¿Cuál silla?
Lección:
No hagas las complicadas las cosas sencillas.
http://mendel.soup.io/
1 comentario:
.......santa existe o no?
es un tema delicado aunque comparto tu falta de religión creo k no esta del todo mal......sobretodo en vacaciones de semana santa jeje
exelente post
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